Parece una botella normal de Jack, pero no lo es. Si os fijáis bien, tiene nada menos que 43 grados. Esa graduación es lo que la legislación permitía tener a un destilado hace 20 años, o sea, que tenemos en nuestras manos una botella que tiene como mínimo 20 años. No quiero ni pensar cómo debe saber un chupito.
Si miráis en la contra etiqueta veréis que, por aquel entonces, la distribución la hacia el Grupo Bacardi y ahí es cuando os saldrán las cuentas.
Una gran pieza de colección española disponible en La Charca.